Dije que nos veíamos el domingo, pero no concreté cuál 🤡
No tengo excusa, más que, para variar, no me estoy organizando bien (o nada en absoluto). Como ya te dije, estoy escribiendo varios borradores a la vez. Cuando por fin me terminé de centrar en uno por completo, a la hora de maquetarlo me dio vergüenza y con la tontería ha acabado pasando otra semana...
Pero no todo ha sido en balde. Después de darle algunas vueltas, he creado por fin un perfil de Twitter (X) que te dejaré anclado si le das a la esquina superior derecha. No dudes en seguirme por ahí para no perderte ninguna novedad, así también podemos charlar de vez en cuando de forma más espontánea.
Esta publicación te va a parecer un poco vaga porque no estoy al 100%, pero tampoco me quiero abandonar del todo. Además, me gustaría plantearte una duda sincera.
El martes terminé mi última lectura, Yumi y el Pintor de Pesadillas, de Brandon Sanderson (muy recomendado sin importar cuál sea tu género predilecto). Aunque creo que no es de los favoritos entre los fans del autor, es innegable que tiene su firma; y me dejó con unas expectativas difíciles de igualar.
Puedes leer aquí mi reseña.
El caso es que me apetecía seguir con la línea de un romance de fantasía (lo que ahora llaman romantasy, supongo), pero que fuera en serio. Y ahí empezó todo un 'proceso de investigación', con más de 10 libros empezados y descartados, en cuestión de apenas tres días, que plantó la semilla de lo que vengo a exponer hoy.
Me he dado cuenta de que según van pasando los años, más empiezo a caer en la tendencia del casposo 'Todo tiempo pasado fue mejor'. Por supuesto, no lo creo a pies juntillas (aunque sí que admitiré con la boca chica que ojalá ser una mantenida), pero en muchas ocasiones me siento perdida. No entiendo ni comparto algunas cosas que se ponen de moda.
Y no quiero, ni puedo, fingir que pertenezco al gremio, porque la realidad es una: ME HAGO MAYOR, se nota (y, en realidad tampoco lo veo como algo traumático).
Vengo a usar este pequeño espacio para compartirte mi desconcierto millennial ante las novedades actuales, en este caso en concreto de la literatura y en un futuro ya veremos.
Mi intención no es entrar a criticar las tendencias porque entiendo que van en el gusto de cada uno. Que si una granja de minotauros, que si sexo entre dragones, que si me enamoro de mi acosador (when you know, you know). Todos necesitamos de vez en cuando algo absurdo con lo que evadirnos de nuestra complicada vida.
Está reflexión va más contra el estilo, la atención a los ✨detalles✨
Si bien acepto casi cualquier cosa siempre y cuando tenga lógica dentro de su propio universo, en el momento que se vuelve incongruente o insustancial pierdo la atención totalmente. En este largo proceso buscando mi siguiente lectura he intentado probar por igual con la literatura juvenil actual y con la de 'mi época'. Sin embargo, este no tan exhaustivo estudio me ha dejado con una sensación adridulce con respecto a lo que se viene publicando esta última temporada. (Como soy medio moderna, estoy al día de los títulos más sonados gracias a Tiktok)
Me da la sensación de que, al menos en los libros de los que sí he leído algo, se dejan demasiados cabos sueltos, se sobreexplican cosas que no hace falta y, por el contrario, otras partes que sí es importante profundizar se quedan muy flojas, normalizando actitudes muy funables y romantizando el mínimo esfuerzo. Personajes sin personalidad definida y ninguna descripción del entorno, el mundo, el sistema organizativo/político (sobre todo en supuestas distopias, donde debería ser algo clave).
Más páginas, para que se vea que leo libros extensos; pero menos contenido, para poder fumármelos en dos tardes y olvidarme por completo de ellos la semana que viene.
He visto por Booktok a gente quejándose de capítulos demasiado largos, libros con demasiadas palabras, libros con demasiadas descripciones... Me deja con la duda de si de verdad leemos por hobbie o si se ha acabado convirtiendo en una competición.
Personalmente, no pienso que sea una cuestión de si los libros eran mejores antes que ahora, más interesantes o con personajes más profundos. Los protagonistas de la Saga Crepúsculo son bastante cuestionables, la coherencia de algunas normas dentro del mundo de Harry Potter también es digna de revisión, y la moda de los triángulos amorosos siempre tendrá detractores porque la protagonista nunca se queda con el que nos gusta. Pero son libros que todos hemos disfrutado.
A donde voy es que, aun con sus pequeñas cosillas revisables, con el paso de los años, cada vez tiramos más al minimalismo. Cuánto daño ha hecho el menos es más. Es algo que puedes ver hasta en los libros de texto, donde nuestros padres tenían hasta varias columnas de texto minúsculo en Times New Roman, y ahora no encuentras una pagina sin un título enorme, colores para todo, fotos, gráficas, esquemas, cuadros, etc.
Parece que la tendencia es retener cada vez menos información.
Quiza la mejor manera de explicar a qué me refiero es con un par de ejemplos concretos de lo que yo me encontré esta semana.
He intentado leerme este libro:
La sinopsis prometía: una especie de reality show, los Juegos del Hambre modernos fusionados con Gran Hermano, con un poco más de salseo, dos autoras MUY sonadas y muy buenas reseñas. Y aun así, me deja tan indiferente. Aviso de Mini spoiler de las primeras 100 páginas (solo entenderás mis dudas si por lo menos has llegado hasta ahí), pero mini porque podría aplicar a cualquier otro libro.
¿Por qué te lanzas a la aventura de hacer demasiados puntos de vista si luego todos van a tener la misma personalidad y sólo diferente edad/género? ¿Dónde estamos? ¿Es una ciudad moderna, un país post-apocaliptico, una simulación? ¿En este caso, qué aporta a la historia que los participantes puedan matarse entre ellos? ¿Qué es eso de llevarme de la mano todo el rato, dármelo todo masticadito y plantearme preguntas que me vas a responder dos líneas más abajo? ¿¿¿Cómo funciona un edificio cuyos pisos cambian de planta??? Es algo que me quita el sueño. Solo puedo imaginarme una especie de noria pero, si me tengo que basar en la portada, no entiendo la tecnología de esa infraestructura.
Son demasiadas cuestiones sin resolver para mí en un lapso tan corto de tiempo. ¿Por qué este tipo de detalles parece que ya no importan?
Si al menos se enfocase en los sentimientos, eso podría compensar para mí las carencias a la hora de contextualizar. Pero si solo te limitas a enumerar acontecimientos uno tras de otro como si fuera una lista, me falta todo.
En contraposición, y para que veas que las tramas no son el problema, le di una oportunidad a un retelling de una Cenicienta ciborg en una especie de neo-pekín ciberpunk con robots y una epidemia mundial. La diferencia es que este se publicó en 2012, y tiene un estilo que me devuelve un poco a mi zona de confort. Dedica tiempo a presentar los escenarios, y hasta dos líneas donde se describe cómo se pone el sol al atardecer tienen más sentimientos que todo el libro anterior.
Me gusta cuando no me dicen las cosas desde un principio y siento una satisfacción especial cuando los autores sorprenden con detalles en los que no habías reparado antes. De lo más actual que he leído hasta ahora, aparte de con Sanderson, es algo que solo he encontrado en La Vida Invisible de Addie LaRue.
No quiero acabar el post con un tono pesimista otra vez. Así que te voy a dejar algunas cosas que Sí me han gustado de la literatura juvenil de ahora:
- Esas cubiertas bellas y maravillosas estilo Black Bird Academy, poster retro a lo Winter in Sokcho, el arte conceptual de El Descontento, Art nouveau, la editorial Letra de Plata. Estoy harta de la moda de los 2000, cuando se ponían fotos de chicas random súper saturadas, o difuminadas, con expresión intensa sobre un fondo monocromático.
- Si bien puede hacerse pesado, me gusta la sobrecategorización de las novelas. Que haya cientos de subgéneros, y etiquetas, y trigger warnings es algo que se podría explotar muchísimo si se etiquetasen bien los libros, porque te facilita la vida a la hora de elegir próxima lectura. Dark academia, enemies to lovers, slow burn, found family, rivales académicos, etc. Abrazo todas esas que me recuerdan mi época de leer fanarts. Soy de cuando al spicy se le decía 'lemon'.
- De Booktok me gusta que haya vuelto a poner de moda la lectura. Me gusta ver las librerías llenas, y a las girls hablando de libros en una cafetería un sábado por la tarde.
- Los cantos de colores. Aquí siento un poco de amor odio porque me da la sensación de que las ediciones en español son un quiero y no puedo de las inglesas. Todavía no he encontrado una edición especial en español que me haya llamado la atención, o que no sea un único color sólido. Tampoco estoy segura de si las ilustraciones más elaboradas son ediciones oficiales o cantos pintados por fans u otros negocios, he visto que existen programas de suscripciones mensuales en los que puedes conseguir este tipo de monerías. Amo.
Llegados a este punto, ¿se podrían catalogar mis palabras como un alarde de superioridad moral? Quizá. Pero nada más lejos de la realidad. No vengo a imponer mis opiniones ni insinuar que alguien sea mejor o peor en función de lo que le gusta leer. Algo que estoy intentando con este blog es mejorar mi expresión, porque sé que a veces tengo tono de poseer la razón absoluta, es algo que me cuesta.
No quisiera caer en las especulaciones de una vieja desactualizada, pero sí que siento que en estos tiempos de sobreinformación, sobreestimulación, sobreproducción, y todos los sobres🖂, las cosas se hacen demasiado rápido, a veces incluso sin ganas, y casi de cualquier manera, porque se priorizan los tiempos y la cantidad (y hacer dinero, por supuesto) antes que la calidad y los detalles.
Entiendo lo de dar facilidades para hacernos la vida más cómoda. Yo quiero una vida más sencilla, pero no más simple.
Recuerdo cuando antes el escaparate era mucho más limitado, la vida tenía un ritmo más pausado, y casi todos tirábamos por el mismo camino. Un poco como ahora, solo que el arma de doble filo que son las redes sociales puede poner a nuestra disposición casi cualquier cosa de forma inmediata. Es fácil deshechar las cosas, es fácil pasar página. Supongo que por eso se busca tanto llamar la atención de las masas aunque sea a costa de empeorar el servicio.
A raíz de esto, otra cosa que me pregunto a menudo como consumidora y es, ¿hasta qué punto dejamos algo a medias porque de verdad es malo, y no por la perspectiva engañosa de un abanico infinito de posibilidades?
¿De verdad lo hago sólo porque 'valoro mi tiempo' y no quiero perderlo en algo que no me apasiona?
Con esto último, creo que no hablo solo de libros.




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