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La cuesta de enero

 ¡Cuánto tiempo!

Supongo que se ha pasado el momento de formalidades pero igualmente, ¡Feliz año!

Perdón por el parón de las navidades que, con la excusa, se ha ido prolongando hasta hoy. Lo peor es que llevo dos semanas con intención de subir algo, fuese miércoles o domingo, pero al final empiezo el año llegando tarde a mi propio compromiso.

La verdad es que, por razones que aún no logro identificar, me ha costado mucho sentarme a escribir estos días. ¡Y ni siquiera es que me haya quedado sin ideas! De hecho, debo tener unos 10 borradores a medias. Supongo que uno de mis problemas es que soy incapaz de centrarme en una única cosa (¿A estas alturas cómo de inapropiado sería autodiagnosticarme déficit de atención?).

Además, en cuanto me siento delante del teclado, por lo general no me cuesta demasiado coger el ritmo. Vale que todo el proceso posterior de darle forma y coherencia no se me hace tan apetecible, pero temas no me faltan.

Sí es cierto que algo que me gustaría empezar a hacer este 2025 es dejar de presionarme tanto con los horarios, las tareas y todo lo que 'debo hacer', y fluir con la vida un poco más. Cuando las palabras no salen, no gano nada forzándome a escribir cualquier cosa.

(Mi intención es tenerlo presente lo máximo posible pero no prometo nada, of course)

No quiero olvidar que estoy haciendo esto porque quiero, por desahogarme, por poner en orden mis pensamientos, por mejorar y trabajar una habilidad nueva. En el momento en que lo convierta en una obligación perderá toda la parte divertida.

Pero es que, si no, soy super poco disciplinada, lo único que soy capaz de hacer de seguido es madrugar para ir a trabajar.

Tampoco he sido nunca muy de propósitos de año nuevo. Intento engañarme lo menos posible a mí misma y así sorprenderme cuando hago algo de provecho, aunque no negaré que este pasado año he descubierto la realización personal de ponerse metas. Esa satisfacción al ir completando hasta las tareas más cotidianas, consigues que todo se haga menos cuesta arriba.


Pero dejemos de hablar de mí. Hablemos un poco de ti. ¿Qué tal la entrada de año? En serio, ¿no te sientes desbordada también? Apenas han sido dos semanas entre diciembre y enero pero se siente como un mes.

Supongo que madurar es que todos esos proverbios de viejo cobren sentido de repente.

Al menos es la excusa perfecta para explicar este vacío existencial en que se ha convertido la vida.

Oh, la famosa cuesta de enero.

Sé que, en la teoría, este concepto hace referencia al peso de los gastos de las navidades frente a la subida de los precios a principios de cada año, inflación, los ajustes de dinero que hace la gente importante, etc. Pero, como de eso no entiendo mucho, y de lo que no entiendo no hablo, voy a adoptarlo para que nos centremos más en lo que nos compete en esta nuestra pequeña comunidad: los ✨sentimientos

Nunca antes me había parado a pensar en ello porque tampoco es algo que me afectase directamente (supongo que por una mezcla de inconsciencia mezclada con un contexto de vida mucho menos exigente). El caso es que no recuerdo un enero tan apático como este, ni en mis peores momentos.

Tampoco es que hayan sido unas fiestas malas, ni he estado taaan ocupada. Sé que no hace falta que haya ocurrido una catástrofe para sentir que no estamos al 100%, pero formo parte de este sistema de la productividad y no puedo evitar castigarme por todo lo que no estoy haciendo. Los libros que no he leído, los planes que no he hecho, el dinero que no he ahorrado, las conversaciones que no he tenido... Pesan sobre mi conciencia como una losa.

No lo parece, pero diciembre me ha dejado siendo esta

En 2024 me he portado bastante bien. Lo he hecho lo mejor que he podido, que ya es decir. Y, aunque no me he dado tantos caprichos como me hubiera gustado, no ha pasado en balde. Ha estado cargado de momentos clave, cambios significativos y aprendizajes que me acompañarán para siempre (muy manido, pero es la verdad. Si no me crees, ve a ver el post resumen de mi año).

Supongo que por eso he llegado en reserva al final de la carrera, sin paciencia con la gente ni ganas de hacer nada. Gracias D por haber 'tirado del carro' en esos momentos y sacarme de la prisión en la que me encierro yo sola a veces.

Lo único que pido a este nuevo año es que sea tranquilito, que no tengo grandes ambiciones para él. (José Manuel ya sé que las fechas son un constructo social, que el 1 de enero es un día cualquiera y que no por cambiar de año va a cambiar la vida, suéltame el brazo y ve a terapia que estás muy amargado)

Soy muy partidaria de 'soñar alto', sobre todo desde que aprendí a levantarme sin remordimientos; pero a la vez siento que somos esclavos de unas expectativas poco realistas que es imposible que no nos dejen con esa sensación de vacío, da igual si las alcanzas o no.

2025, quiero disfrutar de más atardeceres, ir a pasear por la playa, poder hacer ese gran viaje en otoño, y que mi vida siga como hasta ahora. Descubrir montones de lecturas geniales que hagan que me explote la cabeza y trastoquen por completo mi forma de pensar; tener miles de conversaciones refugio en las que cambiemos el mundo, aunque luego tengamos que volver a él; y, sobre todo, mucha paz.

Igual estoy sensible porque me acabo de terminar lo último que me quedaba por leer de Dolly Alderton y, a riesgo de sonar ridícula, yo me tatuaría todo lo que dice esta mujer. Es mi gurú de la vida, nunca dejaré de recomendar sus libros.


Otro buen motivo por el que puede que no esté escribiendo es porque estoy leyendo. ¡Llevo 8 libros en lo que va de año! 🏅

Un día más te dejo mi perfil de Goodreads por si quieres que seamos panitas de lectura. Tengo cientos de libros en la tbr pero ningún tipo de prioridad, así que siempre estoy abierta a anteponer una recomendación ajena a cualquiera de mis pendientes.

Pero espera, que me disperso (TDAH, ya te lo he dicho antes). Con respecto al blog, no quiero hacerme la interesante diciendo que volvemos más y más fuerte, porque no lo sé.

No voy a dejar de escribir, eso seguro. Es algo que me gusta, me estimula, me hace feliz, pero obligarme a hacerlo todas las semanas de alguna forma me ha hecho cogerle un poco de manía.

Por lo pronto, quiero recuperar la rutina, e intentar mantenerla. Es cierto que hay miles de cosas de las que tengo ganas de hablar, quejarme, reflexionar... y quiero hacerlo bien, así que no pasa nada si no llego todas las semanas.

Este domingo sí nos vemos

Pero sin presiones.

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